top of page
Buscar
Foto del escritorPriscila Vallone

Umbrales (2012)


°Umbral primero- a la mínima revelación.


Estaba en modo de contracción que se reitera. Frenesí espasmódico quebrantándose a la luz entre los márgenes del sol a cuestas observando. Y acariciaba con una brisa de polvo seco congelado y el espacio es contraído también por una misma causa. Era la cabeza primordial que flotaba en el universo de manera presencial oblicua. De donde vibraban pequeños vientos remolinos naciendo del azul en la célula diamantes microscópicos desembocando en un suspiro sin aliento. Y el cuerpo reposaba sobre el agua vértebras de un alma fragmentada se alargaban como una aglomeración de médulas hacia el fondo de la tierra y la cabeza giraba en torno al delirio provocado por el estímulo solar de vigilancia olvidada y permanecía intacta, allí donde la vida y la muerte, filosofaban la misma cosa.


°Umbral quinto- jadeo


La anticipación arboleda de rodillas se inclinaba a mi cuerpo en estado de ebullición. La tierra se movía en círculos celestes, y desprendía su esencia de brisa en un vapor espeso azulando el instante colmado de márgenes aéreos. Mis órganos expuestos retumbaban su sonido y los hilos finísimos de sangre se reunían a favor de una conspiración extraña que emergía al tiempo que la órbita subterránea se retorcía apresurada en función de la observación: mi cuerpo tendido sin mí para desmarcar la huella y deshojarme sin fórmula alimento lumínico efervescencia del hueso reluciente utilizado por el ardor carnal y la esperanza contigua de No agotar el espíritu a causa de la sed o del hambre, En cuclillas la piel giraba en torno a la especie y el cielo de repente se prendía tenue y su agua que se alargaba en dirección sur de cabeza  tierra adentro se absorbía /por un ojo pequeño que crecía / cargado de imágenes intraducibles Sin procuración de su elemento y así Dejaba caer el contorno/ de toda célula.



° Umbral sexto- sobre la invisibilidad goteando


Era un reflujo constante de voces diafragmadas. Una respiración azul entrecortada fotografía química de un pensamiento siamés en el núcleo del desamparo. Un refugio quemándose amarillo de viento desvendado rodando intimo en la entrega de su envoltura crepuscular al vacío. Un gajo de hombre fuera de goce abriéndose por las puntas en la pausa temporoespacial quiero decir en la ausencia de los poros en el espacio suministrado por donde ronda el temor, toda el alma se recae al tallo desierto necesario en la postulación del quiebre exacto desintegro de una mano y sus respectivos memoriales físicos o imaginarios y el rojo de la sangre estática siendo esencia en la noche quieta el ruido encerrado en el tiempo como un cuadro hecho a la medida de la Humillación/ y quisieran los dioses subir del todo a suicidarse/ cuando deba Alguien ser una danza en derrumbe del espírituescombro

Tras pa pe l a do / en l a des es pe r a ción. 



°Umbral séptimo- socioespasmo.


La piel se va perdiendo en un trance de rotación continua. Las luces giran también y son interrumpidas por un planeta que las inquieta en el centro de un cuerpo reposando. Y ahí en el aire el río que deja su huella púrpura te susurro al dedo mis plegarias tengo muertos que me miran. Ha sido esto como un día superpuesto y así siempre en el bosque pensante donde las raíces se esparcen hasta mis órganos y mi visión se torna cósmica siete soles agrupados contempláran mi estado ebrio de espasmos, Mi enfermedad reciente la humanidad se aproxima como un cardumen de máquinas rehaciendo sus migajas sin dar punto de óculo al cielo y sus cerebros vendados por un manto común que son sus manos todas las manos presionando mi mirada externa y me exalto el aire denso se va perdiendo entre las pieles onduladas bajo la microvía de mi espacio formándose en el intercambio de mi creación y el tiempo mutuo donde allá arriba sobre los extractos individuales corre el mismo río destilando el púrpura y no hay quién se dé cuenta, pero siete soles agrupados persisten, en silencio flotando sobre la cabeza marginal que se detiene de sospecha investiga el entorno, pero tiene miedo de lo que tiemble y de su profundidad hacia el centro de las cosas y las maquinas y los observadores parados en las diagonales de una sinfonía perfecta perpetuán un imán planetario la cabeza marginal piensa que la piel se va perdiendo, la piel se va perdiendo, y vuelan por las vías en una corriente de desolaciones desechables.


°Umbral octavo- de cómo las formas y los espejos.


Es la danza de una histeria inquieta. Una espiral energética coagulada en el espacio y gira. El espacio gira en sentido contrario y en su mismo aire una interconexión de gestos específicos enraízan un confín etéreo como el roce de un cuello que desprendía su esencia fuxia a la par de la exaltación corporal, metamorfosis del agua y su claridad reflejada en el hilo memorial de un fuego apagado que respira. Las costillas poco a poco se desarman entre sí y más allá del vientre contraído en el exhalo la danza de una histeria fulgurante se revierte enorme formando la estación con sus explosiones químicas y sus reacciones naturales meciendo en dos a las porciones de tierra o desierto asignado a cada quién y es ahora entonces donde existe un enjambre adverso gemelo, una malnutrición del tiempo embocando de cabeza las proyecciones extrasensoriales no se ve bien dónde pero aparecen de repente en la cuna de barro bañado en tinte fuxia sobre el pico abierto de un pájaro que el cuerpo ha dado sin ojos para presenciar el alma donde un hueco profundo crea la tormenta exacta que envuelve a la danza y penetra súbitamente el espacio y el cuerpo se retuerce a la forma de su superficie Y no hace falta que sus funciones nos distingan su recepción de gota caída: luces desparramadas en el principio del abismo donde una planta con su grandísima espalda retiene el instante donde de repente un huevo de libélula se encuentra quebrantando su origen en el oxígeno, y palpando las pieles del agua sin importar dónde, alguien presencia su nacimiento doble óvulo inteligente e impreciso de consciencia en la cúspide de un terreno al medio cúspide dorada, resurrección poblada de fogatas, las almas subían en hilos finísimos de vapor insípido y persistían en el espacio coagulado histérico danzando un trance giratorio que enredaban a la tierra con sus manos, constituían sus desiertos sobre las venas y dejaban existir en su espejo a cada porción atómica expuesta, o en gesto de asomo intencional a la virginidad del vértigo emergiendo desde los vértices en llamas.



0 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Pupilar

¿Siete años, ya?

A veces no necesitas más que un soplo fuerte de viento para acordarte de repente de algún día en el que jugabas con él en la vereda y el...

Almendra

(A veces el día se pone difícil. Sabes que va a ser difícil cuando todavía no abriste los ojos y ya te molesta estar despierto otra vez....

Comments


bottom of page