(Te oía ir de una habitación a otra. Paso por paso hacías puente de un tiempo a otro. A cada sonido una huella y cada huella un barro. Para secar. Para encontrar endurecido en mitad de la noche. Y pensar quién estuvo allí acumulando presencia sin agotar sus símbolos. Cuántos pasos ha sonado. Así de espeso es el tiempo. De ayer a hoy, veinticinco pasos. Cada uno encontrandose con el sonido de los pasos de la noche anterior. El tiempo es un eco que multiplica la huella. Desata los cuerpos del barro y los vincula a los cuerpos que vienen detrás. La presencia es un símbolo y el tiempo un recurso. Una cualidad maleable donde depositar cada esencia. Todas las posibilidades de hacer barro o hacer hueco. De hoy a hoy, doce pasos. Paso por paso te oía marcando tu existencia. De un tiempo a otro camino huellas hasta encontrar su sonido. Voy de una habitación a otra contando pasos para preguntarme cuántos son los míos y cuántos pasos ha sonado mi otro cuerpo que viene detrás.)
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Priscila Vallone
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