18.6.14, 3.45 am
Llevamos lo que traemos. Ahora puedo imaginar un lugar luminoso. Donde hay un contorno visible y amorfo que se llena de nuestra esencia. Imagino que seremos recibidos con amor. Quizás hay un amor que aún desconocemos, doblemente profundo, oscuro al punto de no distinguir ninguna forma, sombra, detalle. Si hay un tránsito quizás nos los dé. Y todos nuestros viajes sean para recibirnos del otro lado y recibir lo que traemos. Donde permanezcamos, llevamos nuestra crudeza. Cada una y en si mismas las esencias se sofocan y dispersan. Hay un subsuelo para todas las existencias que no nos contienen. Y quizás también haya un amor inimaginable. Una fuerza que late ad infinitum. En los que están acá y en los que están allá. Donde el estado de todas las cosas convergen, donde se vinculan nuestros tiempos y personas. De ahí algo me tira del sueño y me exige que entienda: no hay nada que simplemente desaparezca ni nada que pueda desprenderse de tal amor. Los lugares luminosos que imaginamos son lo que traemos. Ahora concibo este vaivén de universo. que nos lleve. a habitarlos.
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