(Dejate que el amor sea múltiple y diverso y hasta indefinido en su contorno. Al fin y al cabo cuando ya no peses ese va a ser tu ancla. Dejate que no te pese -tanto- El tiempo te va a envejecer el cuerpo igual tarde o temprano. Cuidate y cuidalos. Convidale aunque no te pida, aunque no reciba, aunque nunca te vuelva a dar. Recibilo si viene. Dejalo ir si se va. Dejate soltar lo que pretendas lo que exijas lo que expectas. No te dejes dañar –pero aun así construí una casa para tu daño. Un nido dónde volver. Un ancla- Tené vuelo, fuego, y algún mar interior. No tengas. Dejate serlo y que se transforme. Que te transforme. Dejá que suceda, que no suceda. No dejes, decidí. Actuá. Elegí. Que sea un mantra, otro eco, que de tu pensamiento llegue hasta allá, luego hasta aquí. Que te lo digo a vos pero que se va, se nutre, crece, y vuelve a vos. A mí.)
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Priscila Vallone
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