425 km de desnudez al vacío

Como cuando hay. Como cuando momentos y cosas ocupan un espacio. Cuando hay fuerza equilibrada entre polos disonantes. Como estar. Cuando sonar no es ruido y es sonido liso y alguien murmura descalzo. Cuando no sabe dar. No supiera significar. Como cuando entra un rayo de luz por la ventana e ilumina ese pequeño lugar. Como cuando vemos luz tan pura que nos rebalsa extralimita o incendia. Y viene de él o de ella que son un mismo parecer. Un mismo punto en el ojo del universo. Un mismo instante o quietud sin sexo. Como cuando el cuerpo agua mira mar encuentra calma y es pulpa mojada. Como cuando una existencia parece que no es áspera y parece entera amena y sana. Como no saber ninguna palabra. Como cuando el lenguaje no existía para estar en la vida ni definirla o extirparla. Como un útero que es madre para siempre de todos los lugares que no tienen lugar. Que no ocupan. Que no tienen cualidad de espacio. Como cuando la carne se vuelve espesa y pierde peso y no tiene más qué hacer. Qué dar. Cómo. Cuándo